“Un gesto humano” de Marius Lăcătuș
La ‘Fiera’ fue uno de los muchos jugadores que salieron de su país para probar suerte en el fútbol europeo tras la Revolución rumana de 1989. Pero él hizo las maletas tras ayudar a Zoia Ceaușescu
Rumanía, diciembre de 1989. El régimen de Nicolae y Elena Ceaușescu cae después de que ambos fueran ejecutados en Targoviste. A partir de 1990, atrás quedará la República Socialista de Rumanía, siendo el único caso del Bloque del Este en el que mueren fusilados los líderes derrocados. El 20 de mayo se celebrarán las primeras elecciones en el país. Sin embargo, en toda transición quedan cabos sueltos e interrogantes por resolver. Los hijos de los Ceaușescu (Nicu, Valentin y Zoia) son uno de esos cabos y gran parte de la población rumana siente rabia contra ese apellido. En medio de esa ira, una de las estrellas del Steaua de Bucarest que se proclamó campeón de Europa en 1986 tiende la mano a Zoia. Esa figura es Marius Lăcătuș, que décadas después, revelará que actuó movido por un sentimiento de “humanidad”.
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