El Mundial más sucio: French connection
Brazalete Negro 08 | O cómo un presidente francés movió los hilos para que sus socios económicos en Oriente Medio lograran el voto decisivo para albergar la Copa del Mundo.
Si el anterior capítulo se escuchaba como una partida de Cluedo, este segundo episodio es una versión del Risk: la geopolítica más desvergonzada se lanza a mover los hilos del fútbol. Y lo consigue. Para ello es necesaria una potencia emergente, como la de la tercera exportadora de gas natural del mundo. Y un declive económico -y hasta moral- de los viejos centros de decisión, asentados en Europa o EEUU.
La de la Copa del Mundo FIFA no es un caso aislado. Durante las semanas de su nominación como sede del Mundial en 2010, Catar desembarcó con toda su potencia en las grandes empresas del CAC 40 (el índice de la bolsa parisina). Y sí, gracias a la mediación del entonces presidente de la República Nicolas Sarkozy, los petrodólares llegaron incluso hasta el insulso club de la capital, el Paris Saint-Germain. ¿Y por qué Francia? Pues porque el presidente de la UEFA tenía derecho a voto en la elección del Mundial, era francés y había anunciado su intención de apoyar la candidatura americana a la edición del 2022. Hasta que Michel Platini recibió una invitación de Sarkozy para comer juntos en el Palacio del Elíseo. No sé sabe qué pasó en aquella cita… salvo que tras ella Platini cambió su voto y apoyó a Catar.