El futbolista que robó El Grito
Brazalete Negro 10 | O cómo un prometedor futbolista noruego acabó robando una de las mayores joyas de la historia de la pintura.
Oslo, madrugada del 12 de febrero de 1994. Mientras todo el planeta mira hacia Lillehammer, donde Noruega está inaugurando sus primeros Juegos Olímpicos, un individuo conduce hasta la Galería Nacional, coloca una escalera en una pared del edificio, trepa por ella, rompe una ventana y al cabo de pocos minutos sale cargando con una tabla del tamaño de una pizza familiar. Al caco le ha dado tiempo de dejar una nota a la policía: “gracias por la deficiente vigilancia”. La tabla es El Grito, de Edvard Munch, uno de los cuadros más conocidos de la historia. Y su ladrón es una joven promesa del fútbol noruego.
Goles en el campo y golpes en los museos: acompañadnos en este relato de quinquis nórdicos de los 90 a ritmo de electropop.